lunes, 28 de marzo de 2016

Viento nocturno


(Edward Hopper, “Evening Wind”)

When anyone escapes, my heart
leaps up. Even when it’s I who am escaped from,
I am half on the side of the leaver.
Sharon Olds*
Presiento que llego tarde al caer.
La noche terminó, y con ella, te fuiste,
pero mi ventana sigue abierta y hace frío.

No soy la muchacha de las manos mojadas—
soy la mujer que se desborda y late,

la mujer a la que le duelen las manos
de no poder acariciar.

Espero entonces a que se haga de día
con la ventana abierta.

*Cuando alguien escapa, mi corazón/ da un brinco. Incluso si es de mí de quien escapan,/ estoy en parte del lado del que se va. (Sharon Olds, Stag's Leap. Traducción de Emily Roberts).

viernes, 25 de marzo de 2016

Recolecta en El Arenal


Nunca te hablé de las cerezas.

Imagina un campo pelado, pasado el puerto, lleno a rebosar de cerezas amarillas. Imagina una finca y a los adultos bebiendo vino alrededor de una mesa en la sombra. Imagina cerezas verdes que aún no han caído del árbol, esperando a ser recogidas por las manos de una niña que prefiere jugar a dar vueltas hasta caer en el barro.

Nada más crecía allí.

Podías arrancarlas o morir de hambre. Podías comértelas una a una hasta el empacho. Podías comer todas las que quisieras, hasta que se pusiera el sol. Que es lo que hicimos, comerlas, porque no sabíamos cuándo volverían a crecer.

Aquel verano decían nunca volverás a ser tan rubia, y la luz cortaba y los estómagos dolían. Decían la dieta cambiará tu pelo, pero la luz no nos preocupaba, pero la náusea no nos preocupaba. Igual que tu lengua se preocupaba por el sabor, no por la colecta. Por eso nunca te hablé de las cerezas.

El resto del año nadábamos en la tierra: había que cuidar las manos. Había que resguardarlas para la recoger la cosecha.

Nunca te hablé de las cerezas porque se repite todo lo que se ama, y yo no quería amar aquello que se repite. Yo amaba las cerezas, pero no había manera de contarlas. Parecían todas iguales: las ácidas y las blandas, las dulces y las maduras. Todas saciaban. La nutrición es repetición: recoger y esperar que se vuelva a producir.

Pero ellos nos decían cada tacto, cada sabor tienen que ser nuevos. Si no para qué. Conseguimos entonces aborrecer las cerezas. Hartamos de cerezas a nuestros estómagos hinchados. Vomitamos cerezas abandonadas sobre un campo vacío.


Ya no quedan más cerezas. Si alguna vez viajas al puerto, no querrás comer cerezas, aunque no sepas por qué una vez estuvieron allí. No te hablé de las cerezas para que no recuerdes que un día, al alzar tu brazo y buscar su color, creciste.

(Publicado originalmente en la antología digital Dientes de leche, de Dara Scully, 2014).

jueves, 24 de marzo de 2016

Un adelanto del Día Mundial de la Poesía Complutense.


El jueves que viene celebramos en la Facultad de Filología de la Universidad Complutense el Día Mundial de la Poesía. Con este motivo, se han preparado un montón de actividades que podéis consultar en este boletín informativo.

Yo participaré en la charla con Almudena Guzmán ("Poetas Complutenses con Almudena Guzmán", Paraninfo, 10:30); en el Cadáver Exquisito (Sala de Juntas, 12:15) y en el Recital "Poemas, pentagramas, pantallas y panteras" (Paraninfo, 18:30), que consistirá en una lectura de poemas inspirados por otros trabajos artísticos.

Os dejo aquí un adelanto de un poema que leeré en este último recital, inspirado por una obra de la artista argentina Mirta Kupferminc titulada "Paso a paso, puntada a puntada".


Cartografía de las manos

Amo las manos:
son las únicas que son sinceras,
las únicas en quienes
confío.

Las manos son los mapas de la vida,
lo que falta cuando algo falta,
el camino imprevisto que sufrió
la piel.

El corazón está en las manos, no en el pecho ni
los ojos. Las manos saben dónde han de mirar
y rara vez se equivocan.
Las manos saben dónde han de doler
y si dejar huella
o no.

Todo lo que han tocado, todo lo que amé,
se convierte en parte
de ellas.

Cómo no amar las manos
entonces.

lunes, 21 de marzo de 2016

de recitales oblicuos y otras noticias

Foto de la librería El olor de la lluvia 

 Ángela en Arrebato Libros y Adriana en Vergüenza Ajena

Adriana y yo en Arrebato Libros

Librería El olor de la lluvia

Ángela y yo en Vergüenza Ajena

Cartel de Adriana Bañares

Muchísimas gracias a los espacios que nos han acogido:
Arrebato Libros (C/Palma 21, Tribunal)
Vergüenza Ajena (C/Galileo 56, Quevedo)
Librería El olor de la lluvia (C/ de las Malignadas 6, La Latina);

a Ediciones Oblicuas por editarnos y hacer que nos encontráramos;

a mis compañeras de lecturas Oblicuas, por este mes tan intenso:
Ángela Sayago
y Adriana Bañares;

y a todos los que habéis asistido a una o más de estas lecturas.

Muy pronto más.
***

(De momento, os dejo aquí unos poemas inéditos que fueron publicados en Digo.Palabra.Txt.)