sábado, 23 de mayo de 2015
jueves, 21 de mayo de 2015
Presentación de Bajo el arcoíris, de Juan Roures.
Es un placer para mí presentar Bajo el arcoíris, la
primera novela de Juan Roures. Juan es un artista todoterreno. Se atreve con la
realización de cine, el guion y la novela, además de llevar a cabo crítica
cinéfila en su blog y combinarlo con un blog de ortografía que hará las
delicias de los más nazis de la gramática como yo. Su pasión por el cine y su
versatilidad se plasman a la perfección en Bajo
el arcoíris, ya que muchas veces las escenas se pueden ir siguiendo
secuencia a secuencia como si de una película se tratara.
Muchos de nosotros hemos
conocido esta novela a lo largo de sus distintas etapas y por eso mismo nos
hace tanta ilusión que se publique. Cuando tu amigo es además compañero de
profesión, compartes muy de cerca las aventuras y desventuras en el proceso de
creación y de publicación.
Bajo
el arcoíris es una
novela valiente y necesaria en los tiempos que corren, ya que es difícil
encontrar en el panorama editorial más comercial historias que se desvíen de la
norma. Consciente o inconscientemente, la sociedad dicta unas normas, y hace
que estas se vean reflejadas en todos los medios de comunicación que tenemos a
nuestro alcance. Por supuesto, las historias son una de las formas de
comunicación más poderosas, ya que se apela al lector a través de las emociones
y no del intelecto. Es por esto que, cuanto más rico y variado sea nuestro
panorama literario, más rico será nuestro interior, pues encontraremos más
respuestas a nuestras preguntas y nos daremos cuenta de que no hay una forma
buena ni mala de hacer las cosas, sino una acorde a nosotros. En Bajo el arcoíris encontraréis cinco
personajes, y así cinco formas de experimentar, no sólo la homosexualidad, sino
el paso a la madurez, las relaciones familiares, las decisiones profesionales
y, en resumen, cinco formas de afrontar la vida que podrán ser o no más afines
con la nuestra, pero de las que seguro podremos aprender algo.
Si hay algo que me gusta
mucho de Bajo el arcoíris es que
tiene un final feliz, pero no. Me explico, Bajo
el arcoíris, como su nombre anuncia, es una novela llena de luz y con
esperanzas puestas en el futuro, pero también es una novela que narra
decisiones nada fáciles, como salir del armario, o que nos rompan el corazón
por primera vez, o irse a estudiar fuera dejando atrás a tus seres queridos.
Todos hemos pasado alguna vez por un momento en el que hemos tenido que decidir
si ser fieles a nosotros mismos o seguir fingiendo para alegrar a otros. Pues
bien, en Bajo el arcoíris, el final
feliz no es el final más esperado (aunque no os lo desvelaré para que la
compréis y os la leáis entera), sino que, a veces, los finales felices son los
más duros, porque significan desprendernos de las cosas que más queremos, o que
nos hacen más fáciles la vida, a cambio de ser fieles a nosotros mismos.
Espero que disfrutéis de Bajo el arcoíris.
lunes, 18 de mayo de 2015
Presentación de Bajo el arcoíris.
El miércoles 20 de mayo estaré presentando Bajo el arcoíris, de Juan Roures en +Kcopas Chueca (C/Infantas 13) a las 19:30. ¡Os esperamos!
viernes, 15 de mayo de 2015
martes, 12 de mayo de 2015
La puerta abierta.
Para soñar contigo tuve que enterrarte
En el sueño, tu muerte parecía un diluvio
No podía salvarte, aunque lo intentase
Tú ya habías elegido el agua
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lunes, 11 de mayo de 2015
Lo que viene, o un campo de malvas.
En Obituario (Fundación Málaga, 2015) podréis encontrar prosa, poesía, ilustración y arte de la mano de autores españoles contemporáneos. (También podréis encontrar un relato mío).
Gracias a Sonia Marpez y a Gabriel Noguera por invitarme a participar.
Construir una casa.
Voy a escribir algo desgarrado me digo,
Pero si soy la dulce violeta.
Lo desesperado me pertenece:
Busco rastros de mí en los demás,
Vestigios de que antes también existí.
(Violeta Nicolás)
Al construir una casa, no todo lo importante es lo interior –los cimientos, las estancias, el color de las paredes, los muebles–, sino que también es importante la orientación de esta. ¿Adónde darán las ventanas de nuestro cuarto? ¿Adónde queremos que vayan a dar las del salón? Sobre estancias interiores que en realidad resultan ser exteriores escribe Violeta Nicolás en Flow (Huerga & Fierro, 2015; con el apoyo de InJuve). Aprender cómo y adónde mirar, el detalle al que nos arrastra la miopía que acompaña a al poeta, es el tema principal de este poemario, en el que crecemos con la voz poética. Elena Medel se refiere en el prólogo a un poemario-matrioska, en el que las muñecas-casa van saliendo una del interior de otra. Así es, pues, como ya hemos dicho, el aspecto interior de un hogar depende por completo de lo que le rodea. En nuestro interior guardamos lo vivido, que se compone en su gran mayoría de gestos, palabras y caricias ajenas: nuestro cuerpo es un paisaje. Y sobre ese paisaje creamos un hogar que fluye. Así aprendemos a hacer latir el nuestro. Así nos lo enseña la poesía de Violeta Nicolás.
Cada ciudad es de un color distinto.
Solo queda el registro cotidiano de ver la pertenencia. lo exacto
ver como lo demás se lleva, en silencio, lejos de ti.
Lo que queda y solo
si
(Ruth Llana)
Pero yo elijo el color de mi ventana.
domingo, 10 de mayo de 2015
Repetir el crimen.
hace falta que el mundo se tambalee un poco para empezar a querer
(Gema Palacios)
Gema Palacios hace que el mundo se tambalee. En Compañeros del crimen (Paralelo Ediciones, 2014), nos convertimos en cómplices de sus crímenes. Pues, ¿no es el amor un crimen? ¿No deja siempre un cadáver manchado de sangre o de saliva, esperando que lo recojan o lo arrojen al mar? Siempre consciente del crimen, nunca víctima de él, Gema Palacios se enfrenta a las bestias que perderá sin perderlas, pues asumir el crimen es asumir la pérdida ya desde el principio. Y después, ¿por qué repetir el crimen, saben cómo va a terminar? Porque sabemos que contener la violencia es infinitamente más triste. Las palabras de Gema Palacios son como hormigas pequeñitas que van robando migas de pan, y otra miga, y otra, hasta conseguir apuntar hacia algo mucho más grande: la caricia de la hierba en la nuca, o los pies arrastrándose por el suelo frío y sucio de una cocina ajena por la mañana. Palabras que recortan la silueta de lo que es el cuerpo que ha dejado el crimen, amordazado y gritando. Palabras que cercan. Palabras-relieve que tambalean el mundo. Y provocan los crímenes que quedan por escribir.
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Viaje a Toledo.
Dicen que si visitas un lugar de noche es tuyo para siempre.
Lorrie Moore
i. Toledo (20-27 de abril)
Siempre llegué tarde a los lugares, es decir, de día.
Normalmente, la primera vez que visito una ciudad, espero llevarme algo de
ella. Lo que sea. Pero es difícil volver por primera vez a una ciudad que, en
su momento, te quitó algo. Quería entonces imaginar que se trataba de una ciudad fea, de una ciudad de provincias gris e insulsa en la que llovía, llovía, llovía, como hace un año yo estaba acostumbrada. Pero, claro, no la conocía, así que podía imaginarme lo que quisiera. Pero llegué y la ciudad era bella. No era bella: era hermosísima y hacía calor. Costaba mucho seguir odiándola. La ciudad fue un regalo. Y la ciudad me devolvió ese algo en lo que ni tú ni yo creíamos: que la escritura es un paisaje moral, que si yo soy páramo, escribiré páramo, que si el cielo es tropical y calienta, escribiré tropical, que vine a esta ciudad sin esperar nada y me llevé algo, distinto pero igualmente necesario: el hacerla toda mía.
ii. Madrid en mayo // 30º a mediodía
No sé ahora cómo acostumbrarme a este calor que no existía, o a ir por las calles y encontrar un bar donde había una pescadería, o a no encontrar algunos de mis sitios favoritos. Porque ahora hay un hueco donde había un lugar. Porque voy a tener que reconstruir este lugar desde cero. Y a mí también.
Voy a empezar a construir las ciudades nuevas.
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