jueves, 31 de enero de 2013

El padre del pintor.



(Endre Bartos, El padre del pintor)

How close was Akhmatova with her father is hard to say

She sometimes visited him.
Was there when he died.
In a transparent city they drank mortal air side by side.
That was the summer of 1914.
Streaks darkened the walls.
From bed he kept asking her to telephone the navy and ask
if Viktor might come home soon (his son).

(Anne Carson, de Men in the Off Hours)

domingo, 27 de enero de 2013

Poder morir a veces en alguna parte.


La sonrisa del camaleón es la carta de presentación de Isabel Tejada. Una carta entre confesional y mentirosa, un disfraz o una piel. La autora es capaz de metamorfosearse y encajar muchas voces, muchas vivencias, encuentros y desencuentros, haciéndonos creer no sólo que son suyos, sino que también son nuestros. Ese debate interno, mientras se transcriben unas palabras que no sabemos si son heredadas o si nos corresponden al pronunciarlas, si ni siquiera tenemos derecho a ellas: A veces yo también pienso que el azul / no siempre es poesía / o quizás sea eso exactamente, y con ese azul (el guante azul que Tejada lanza esperando que lo recojamos) se inicia un duelo: Si no eres capaz de beber de un vaso vacío / no vuelvas a decirme / que sabes cómo me siento. Un duelo donde los contrincantes se vuelven para darse las manos y pelear contra sí mismos: Quién ha sabido de sí y ha seguido a su lado / Quién ha conocido su dorso y no anheló destruirse / ser otra persona y viceversa (el otro yo también lucha): El suicidio es una frase hecha. La única regla de este combate es el lenguaje: íntimo, propio y con un cierto sentido de abandono. Un vocabulario feliz bien puede articular un poema triste, y, también desde la propia experiencia, las palabras más tristes pueden convertirse algún día en lo más feliz. No obstante, Isabel Tejada es una combatiente justa y nos propone un diccionario de términos: la locura / (...) invadirse / hacia dentro y una gramática para la construcción de poemas: y me dejo morir en cualquier orilla. Pero  Realidad es el nombre / que le hemos puesto a la promiscuidad de las cosas, es decir, ¿quién sabe? ¿Quién te enseñó a cambiar la piel de color? ¿Aprendiste tú? ¿Y cuánto dura esto? ¿Cuánto durará hasta que la realidad cambie de nombre de nuevo?

Una poética de supervivencia a la muerte a través del anhelo que de algún modo extraño me recuerda a la de Philip Roth en The Dying Animal, donde el camaleón no quiere morir y enseña su mejor sonrisa cuando se ha equivocado de color.

Las palabras más felices son las tristes.

Son la sonrisa auténtica del camaleón.

* Citas en cursiva pertenecientes a La sonrisa del camaleón de Isabel Tejada (Ayuntamiento de Málaga, 2012).

jueves, 24 de enero de 2013

De lo que más se aprende siempre es de los demás.



Gracias a los residentes del IES J.L.L. Aranguren por su asistencia y participación en la charla de esta tarde. Una experiencia muy enriquecedora y divertida.

martes, 22 de enero de 2013

El día de la estrella.


Los primeros años
Abandonada
por la noche me lancé
a una barca
y alcancé una orilla.
Contra la lluvia, me apoyé en las nubes.
Contra el viento airado, en colina de arena.
No se podía confiar en nada,
sólo en la sorpresa.
Comí las frutas florecientes de la añoranza,
bebí del agua que da sed.
Extranjera, muda en regiones extrañas,
me helé de frío en los años lúgubres.
Como patria elegí el amor.

Mascha Kaléko

(De Tres Maneras de estar sola, Renacimiento, trad. Inmaculada Moreno)

lunes, 21 de enero de 2013

Encuentro sobre literatura y empatía.

El miércoles 23 de enero a las 7 de la tarde estaré en la biblioteca de la residencia del IES José Luis López Aranguren (C/ Santo Tomás 10, junto al instituto) de Ávila hablando sobre Literatura y Empatía. Después habrá turno de preguntas y un pequeño taller de escritura. La entrada es libre y gratuita, así que estáis todos invitados. 

domingo, 20 de enero de 2013

El trazo de la deriva.


Quieres decirme "Pan" y escribes "Hambre"
(Martha Asunción Alonso)

si digo agua ¿beberé? 
si digo pan ¿comeré?
(Alejandra Pizarnik)

Detener la primavera es, al mismo tiempo, poemario de iniciación y de experiencia. Un mapa de la memoria. Un mapa del desconocimiento: el yo poético ama y se exilia como si fuera la primera vez. El amor es un búnker. El exilio se convierte en un búnker. Y aquello que parecía tan atractivo desde los cielos cristalinos de Madrid, se vuelve frágil en el norte, donde se acepta Cualquier autobús vale, cualquier mano tendida. No obstante, desconocerse y conocerse también implica explorar nuestros límites, sorprenderse de uno mismo, y tener miedo de aquellas facetas que no sabíamos que nos habitaban: con miedo a estar volando / muy lejos sin saberlo, sin conocer tus alas, / la altitud del desmayo: la pasión. Un grito de vida. Un grito de hambre desconocida. Un hambre de Ícaro a punto de tocar el sol y aún piensa que no llega. Esto es lo más al norte que has estado. Hay que ganarse el sol que uno respira. Mis partes favoritas son "Búnker" y "Círculos, que es donde se exploran principalmente estos temas, y adonde conduce el repaso de la propia historia individual y colectiva de las otras dos primeras. Por eso también es un inicio a las palabras, a la poesía, esto es, a formar el vocabulario propio: Pensar "amor". Decir "caballo azul". Descubrir el daño. Descubrir que el daño no es todo oscuridad y miedo, sino también el cuerpo en tensión del animal que espera ser cazado, del animal que duerme esperando que lo atrapen, del animal que se vuelve, de algún modo, sinónimo momentáneo del cazador: igual que el cazador brilla / en el rastro del animal dormido. Aunque probablemente mi poema favorito de todo el libro sea "Conocerte", porque qué más bellas preguntas se le puede hacer a alguien que acaba de fascinarnos que estas: Cuándo y con quién fumaste tu primera calada. Si has extrañado el mar en estos meses. Algo que nunca harías. Y al final, algo que no necesita ser perdón ni nostalgia, algo que ya sabías: Que tal vez no llegaras tan tarde a ningún sitio. (...) / Como si ya supieras / el secreto, la magia de un instante: / vivir siempre.

* Todas las citas en cursiva pertenecen a Detener la primavera de Martha Asunción Alonso, Hiperión 2011.

miércoles, 9 de enero de 2013

Ciudades esqueleto.

Ilustración de Phillippe Santos.

María Mercromina y Emily Roberts presentan Ciudades esqueleto. Joseph Brodsky dijo: “Hay ciudades que uno no volverá a ver”. También hay ciudades que uno no volverá a ser. En este proyecto, nos gustaría llevar a cabo una antología multimodal de carácter poético proyectada en un marco urbanístico: poemas de ciudades, prosa poética, fotografía e ilustración. Podéis enviar vuestras propuestas a ciudadesesqueleto@gmail.com indicando en el asunto la ciudad de la que trata la pieza, y adjuntando además del texto (formato .doc) fotografía o ilustración (formato .jpg), una breve bio-bibliografía relacionada con su experiencia en la ciudad.

martes, 8 de enero de 2013

Veintidós inviernos. La nieve/niebla.


Todo lo que quiero está aquí:
partiéndome por la mitad
como al corazón de una manzana.

miércoles, 2 de enero de 2013

La mujer ciega.

(Ferdinand Hodler, Mujer jubilosa)

Al final volví a casa. Al principio. Otra vez. Tú llegaste igual: sin abrigo, sin dientes, sin cama. Los cristales de los coches se helaban en la calle. Te invité a entrar. Todavía oigo esa música. Todavía recuerdo ese baile. La sensación de ser arrastrada sin poder evitarlo. No los pasos. Aún los oigo. No puedo verlos. No puedo ver nada. Sólo toco la escarcha. La pared. La almohada.